Los desconsolados

Osada desesperación
que derramas sangre oscura
y construyes una cárcel de lágrimas,
osada angustia de soledades
que pintan su faz en el espejo
cual espectro macabro
tiznado en sombras de decepción.

Osada tristeza
que soterras nuestro corazón
en una ciénaga de llantos,
océano de desilusión
donde las palabras quedan mudas
y la melancolía brota,
hiedra envenenada
clausurando esta tumba
donde morimos
ahogados por el silencio,
mientras una mano invisible
rubrica el epitafio:
Aquí yacen los que jamás tuvieron consuelo.

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